lunes, 16 de noviembre de 2015

Desigualdad, Propiedad y Soberanía (Agenda Latinoamericana 2016)


Como cada año, nos llega el libro de la Agenda Latinoamericana con sus provocaciones para el debate. En 2016 nos propone el tema “desigualdad y propiedad”. La relación que más poder deshumanizador engendra al afectar lo mismo a una persona que a un pueblo. Más allá de señalar al Capitalismo como su más destacado impulsor, se apunta a su soporte esencial: la propiedad privada que, pervertida, anula toda humanización cuando se consagra como bien supremo a cuidar para unos pocos.

Con este paisaje sólo queda seguir conscientizándonos para que la sociedad, todas las sociedades, luchen por la solución de los conflictos que vivimos, porque en ellos laten nuestras faltas de humanidad. Es cierto que lo tenemos bien difícil con el Capital: tiene muchas fuerzas, sobre todo la cultural, la misma que nos lleva a salvarnos de forma individual con el poderoso júbilo de ser propietarios. Es la noria de las causas imposibles si no vamos a sus esencias.

Volvemos al punto cardinal: la salvaje relación existente entre la desigualdad y la propiedad que nos mata, sea de forma militar o por falta de techo, comida, medicina, escuela y cultura real. Mucha gente, muchísima gente, por suerte para todos, opta por la paz y no por la guerra, aunque esta paz conlleva fuertes movilizaciones. Cuando los Medios, mediante el espectáculo de la desinformación y el olvido, no nos dicen qué hay en el fondo de sus informaciones sino que hurgan en la superficie, refuerzan el divertimento de la resignación con el show conveniente a los propietarios. Por ello prima el poder que otorgan las propiedades o la espuria organización para apropiarse de los Medios Públicos. Cuando se legitiman esos usos es que la ley, la democracia y el Estado de Derecho están en el Mercado.

Así Catalunya, como España, Grecia o casi todo el mundo, puede ser una mercancía floreciente o caducada. Si la adquirimos por tener la economía más rica del Estado y que con su independencia dará más riqueza y poder a algunos, no nos apartaremos de la perversión de la propiedad y la soberanía no pertenecerá al pueblo. En esta batalla de ideas surge el compromiso con la coherencia, la ética y la justicia social aquí y en todo el planeta. Todo para condenar a la propiedad en su aberrante deshumanización. De esta forma, en un tiempo excepcional de su historia, Catalunya entra en el sueño por el Bien Común, pero no se puede defenderlo en Barcelona y condenarlo en Bruselas. Por ahí el sueño de la normalidad retorna a la pesadilla de concebirla natural. Si vivir es ir descubriendo y construyendo la condición humana entre todos como iguales, reflexionar sobre la desigualdad y asumir responsabilidades es primordial. Con ello, en este Primer Mundo del 1% más rico, avanzará más rápido esta humanidad que a todos nos persigue para darnos el exquisito valor de la propiedad: poder humano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario