miércoles, 30 de septiembre de 2015

La encrucijada de Artur Mas


Muchos de los que somos votantes de la CUP le expresamos a Mas, Ortega y Rigau la más completa solidaridad por haber convocado y organizado el 9N. Ese día fuimos felices y el abrazo de David con Mas fue nuestra más contundente decisión para una existencia digna entre todos. De aquel primer afecto pasamos a este otro al saber de su imputación por el Estado Español: le proponemos que venga a nuestra casa, a la casa de todos los que deseamos una ruptura con el opresivo Orden Establecido.

Seguramente no estaremos solos. Es muy posible que allí haya mucha gente de Convergencia, de Esquerra, de Sí que es Pot, del PSC, de Unió, del PP, de Ciutadans y de todos los que hemos luchado juntos por nuestros más determinantes derechos humanos. Ya no será la casa de la CUP, sino la casa de la ley del 99% de votantes por la vida, una casa que cada vez más va adquiriendo mayor peso en las luchas contra el Sistema Capitalista que nos denigra y nos aplasta a todos. Por supuesto que allí no buscarán a Mas sus perseguidores o, al menos, de allí no lo podrán sacar ni con armas de destrucción masiva. Allí estaremos conversando a partir de una máxima de Rousseau: “que ningún ciudadano sea tan rico como para poder comprar a otro y que no sea tan pobre como para verse forzado a venderse.”

Así, conversaremos sobre la independencia, sobre la UE, sobre el euro, sobre la OTAN, sobre el TTIP, sobre la crisis migratoria por atroces guerras y saqueos neocoloniales que conmueven al planeta y, ejerciéndola, sobre la legalidad para alcanzar la plena soberanía de Catalunya y para ser solidarios con las luchas de otros pueblos que sufren la reducción de sus dignidades. De esas luchas venimos los de la CUP y muchos más, casi siempre enfrentados a las teorías, porrazos y pelotas de goma de los gobiernos de CIU, de Madrid, de Bruselas y de Washington. La encrucijada de Artur Mas es simple: si no rechaza el Orden Establecido desde donde su proclamada astucia nos ha traído hasta aquí, la continuidad de su liderazgo sólo servirá para el cansancio con el proceso independentista, el caos en la gobernanza del país y a las más fieras luchas sociales, pero si él rechaza ese Orden es muy posible que, desde la Casa Común de todos los vapuleados por el status quo, Mas salga investido presidente de la Generalitat y pueda ser capaz de colaborar con España y con Europa para un Nuevo Orden de proyección mundial.

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