domingo, 23 de agosto de 2015

El tour de la crisis de Europa


La crisis migratoria en Europa está muy clara: las rutas son divulgadas por la TV. Una vía: se recogen a los migrantes frente a las costas de Libia, ¿se acuerdan? El país petrolero en manos de un beduino que acampaba con su jaima en una villa de Roma debía entregar sus planes a Occidente o en poco tiempo sería asesinado por una revolución victoriosa, la misma por la que brindaron en Trípoli los máximos líderes de Francia y el Reino Unido y que en un tiempo muy corto asfixiaba en Bengasi al embajador norteamericano y luego tendría dos gobiernos rivales para organizar la expulsión de subsaharianos. La vía libia para estos migrantes incluye numerosos barcos que los llevan hasta Sicilia. De ahí a Francia y allí al Paso de Calais para amenazar a Londres. ¿Cuántos muertos, heridos y destrozados de alma no podrán alcanzar el Támesis? No importa, el tour tiene sus arriesgadas aventuras, pero ya no veremos el antiguo cementerio con nacionalidad italiana en la isla de Lampedusa. Tampoco habrá sangre fosilizada en las alambradas de Ceuta o de Melilla ni nos asustarán los sobresaltos de los cayucos que arribaban a Canarias. Ahora todo está muchísimo mejor planificado y con mayor seguridad. ¿Acaso no nos apenábamos por el dolor de tanta gente que emigra de sus riquísimos países? Sabemos que Occidente no les permite a ellos saborear el dulce néctar del neocolonialismo y aquí estábamos esperándolos.

La segunda vía, la más cercana a la frontera europea, apenas a unos cuantos metros de Turquía y a la que extrañamente nunca vimos en el mapa de las mafias es la turística isla griega de Kos en el mar Egeo. Allí arriban por miles con sus niños pequeños o en brazos procedentes de Irak, Afganistán, Siria, ¿recuerdan las guerras desatadas en esos países por intereses bien conocidos? Tres países igualmente ricos en materias primas y por la zona geoestratégica con que la Naturaleza y el coloniaje los bautizó y de los que ya no se sabe si valen más sus ruinas babilonias y la excelsa Palmira o el nuevo rol asignado a sus habitantes. La vía griega incluye un ferry que los lleva hasta Atenas, después en autobuses hasta Macedonia, donde reciben algunos porrazos y ráfagas de gases lacrimógenos. Pero tampoco importa, ya estos viajeros llevan una memoria de tantos golpes en su historia que unos más no se echan a ver. Tras atravesar la línea militar macedonia son dirigidos a un tren que debe llevarlos a Serbia y de ahí al muro que Hungría levanta, ¿no se habrán olvidado del famoso muro de Berlín, verdad? Pues uno más y en terreno ya conquistado no posee ninguna relevancia, además, el destino quiere llevar a estos inmigrantes hasta Alemania y Suecia, al Norte del continente. Pero seguro que muchos se quedarán en Austria o en otros pueblos del corazón de Europa, excepto en Eslovaquia, que ya ha dicho que sólo aceptará sirios cristianos. ¿Y qué dirán Austria, Alemania, Suecia y el resto del Norte? No parece, hasta el momento, que pondrán muchos escollos. Los inmigrantes pobres y desesperados no van a vivir en las lujosas urbanizaciones de esos países. Esta nueva ola del horror humano se asentará en míseras condiciones junto a las clases más desfavorecidas de los pueblos adonde se queden y allí habrán de espabilarse para sobrevivir junto a los sectores marginados por la crisis europea. ¿Tendrán problemas? Por supuesto, y muchos, porque también tendrán problemas con ellos los pueblos que los acojan. ¿Acaso se reforzará el racismo? ¿Acaso los europeos sabrán distinguir que los inmigrantes sólo son un síntoma de la enfermedad del Sistema y no la enfermedad en sí con que el Sistema los mata a ambos?

Nadie de los organizadores del tour se atreve a hablar de fascismo. Parece que eso sucede cuando la razón no puede más con su ingente corazón independiente. No hay otra vía para desplazar a los conflictos sociales que priman en muchos pueblos de Europa, sobre todo en aquellos donde el sueño de ser independientes cubren las falacias de sus promotores. ¿Han escuchado bien? Falacias porque después del trato dado a Grecia por Europa, si queremos ver de verdad la enfermedad del Sistema Capitalista de explotación, parecerá que los pueblos sólo sirven para angustiarse, pelearse y fracasar. El tour de la crisis migratoria es el tour de la crisis de Europa y el tour de force de nuestra humanidad.

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